A veces las cosas inocuas pretenden contradecir su propio significado y herirte desde lo más hondo de su existencia.
Las opciones más fáciles no me gustan, siempre el camino complicado parece ser mucho más interesante que el sencillo. Quizás, es que a mí el sencillo nunca acabó por complacerme. O quizás no de la manera que realmente puede llegar a romperme en trozos si se lo propone, hacerme temblar e incluso caer si desea hacerlo. Pero por muy decidida que esté a tomar ese camino, el miedo bloquea mis sentidos y los absurdos y torpes intentos de ir por él, cortan toda vía de escape.