Correr en la oscuridad no es fácil y menos cuando las lágrimas complican más las cosas. ¿Qué esperaba ahí fuera? Hay veces que incluso en nosotros mismos, tenemos miedo. Entonces siguo sin saber cuál es la salida. La espera no ayuda y el aventurarse uno mismo...sólo la idea paraliza. ¿Dónde había quedado mi antiguo yo? Ese que al menos en las cosas de siempre, estaba seguro y se movía con naturalidad y firmeza. El miedo había ganado, dominaba lo más profundo de su ser y sólo quedaba esperar, esperar y esperar a que algo cambiara o almenos tener algo de esperanza en ello.
Divagaba, entre lo fácil que es soñar y lo difícil que, en ocasiones, es vivir.
